La música cuenta historias

1996

“Llegará un instrumento a la ciudad muy exótico y que casi nadie conoce” decía el profesor Wilson Berrío a sus alumnos de la Escuela de Música de Belén Rincón, ubicada en la Comuna 16 de Medellín. “Es muy difícil de tocar, requiere mucho estudio y esfuerzo”, continuaba explicando el profesor, a quien algunos jóvenes estudiantes no ponían atención, ni buena cara.

Juan Fernando Muñoz, contaba con nueve años de edad y aunque poseía un clarinete, quería asumir ese reto del que hablaba con insistencia el docente. Pero Juan no era el único, una de sus compañeras miraba con atención a Wilson, seguro también la había cautivado el instrumento del que se presumía. El profesor al no saber qué hacer, les dijo a sus dos alumnos que debía asignarlo a la suerte, y la mejor opción fue un cara y sello.

“Viajábamos en un bus, y el profesor tiró la moneda sobre sus manos. ¡Sorpresa! En un frenazo del conductor la moneda cae al suelo y recorre todo el vehículo; corrimos todos los compañeros tras ella, para ver quien se había ganado el instrumento…y al final gané yo”, recuerda con emoción Juan Fernando, quien integra a Filarmed desde el año 2016, como asistente de oboe principal y corno inglés.

Juan Fernando creció en la música, y como casi todos los instrumentistas de la ciudad, inició sus estudios en la Red de Escuelas de Música de Medellín. Al principio quería saxofón, pero ya se habían agotado los cupos y por consiguiente le asignaron el clarinete, aunque lo practicó con mucho amor, la suerte y la vida lo destinaron al oboe. El oboe es un instrumento musical de la familia viento madera, de taladro cónico, cuyo sonido se emite mediante la vibración de una lengüeta doble que hace de conducto para el soplo de aire. Su timbre se caracteriza por una sonoridad penetrante, mordente y algo nasal, dulce, muy expresiva.

Más música y cañas de oboe

“Y de verdad que sí era difícil. Para aquel entonces era un instrumento muy raro, en la ciudad solo había dos, casi nadie lo conocía, siempre causaba curiosidad en las filas”, asegura Juan Fernando quien desde el primer día que usó el instrumento, sus manos se acomodaron perfectamente a él, incluso mejor que con el clarinete.

El instrumentista cuenta que el oboe se parece al clarinete, pero difieren técnicamente, especialmente por la caña. El clarinete usa una boquilla con caña simple, mientras que el oboe usa lengüeta doble para genera vibración y producir sonido.

Los oboístas profesionales crean sus propias cañas a su medida y preferencia. Además, le permiten al músico controlar factores como sonido y afinación con el instrumento.

Lo más complejo es acostumbrarse a la caña, no requiere tanto aire como por ejemplo sucede con la tuba; el oboe depende de la presión y velocidad del aire, incluso la temperatura, otra de las complejidades del instrumento es conseguir sus cañas. Se dice que una caña de oboe tiene un costo hasta seis veces más de lo que vale una para clarinete. “Y entonces me di cuenta que los oboístas son los que hacen sus propias cañas. Actualmente yo mismo las produzco, tanto para mí, como para mis alumnos con insumos importados desde Alemania y Francia”, explica Juan Fernando, quien posee la maquinaria necesaria para construir una caña y puede tardar hasta una hora y media en la fabricación.

Juan Fernando vive actualmente en el barrio San Pablo de Medellín, tiene 34 años de edad. Para él, a la hora de humanizar el oboe diría que es una persona temperamental, y algo bipolar, que puede aflorar sus más bellos sentimientos, pero de un momento a otro puede ser tosco y fuerte en carácter. Posee una personalidad amable, alegre y expresiva, inclusive es bastante elegante. Quizás algunas de estas características sean el reflejo de la personalidad del músico de esta historia. Cuenta que ha tenido cuatro oboes, actualmente posee uno que adquirió Filarmed.

“Además de emocionar, el papel de la música es unir. Hacer música es como sumergirse en el agua, es una sensación distinta, es pertenecer a un nuevo mundo…Lo que se plasma en la partitura me llega directo al corazón; es decir, si debo expresar tristeza, alegría u otro estado de ánimo, trato de contagiarme de todo esto para poderlo transmitir con música. Si uno no se apropia de lo que quiere expresar, la audiencia no lo va a entender”. Juan Fernando Muñoz, oboísta

¿Músico o abogado?

Antes de emprender sus estudios universitarios, Juan Fernando quiso tener acercamiento en el conservatorio; gracias a la Red fue enviado un par de meses a estudiar en Venezuela. A su regreso a Colombia, inició sus estudios de pregrado en la Universidad EAFIT y en la Universidad de Antioquia bajo la enseñanza de Paul Henry Fishler.

A los 16 años de edad tuvo una crisis de carrera, no sabía si realmente era lo que quería, decidió hacer una pausa y salió de la universidad. “Estuve un par de años reencontrándome, buscando si verdaderamente era lo que quería; pero siempre tuve el oboe en el corazón, salí de estudiar música y comencé a estudiar derecho, quería ser abogado penalista”.

Pero su pasión por el mundo del arte le ayudó a encontrar su verdadera vocación, ¡volver a la música! Desde entonces, ha sido oboísta invitado de la Orquesta Sinfónica de UNAB, además fue miembro de Orquesta Filarmónica Joven de Colombia, participando en su gira en Brasil bajo la tutoría de Frances Colón y la dirección de Andrés Orozco-Estrada. Entre 2013 y 2015 fue oboísta principal de la Banda Sinfónica de la Universidad de Antioquia. Ha tocado como solista con las orquestas Sinfónica Universidad EAFIT, Banda Sinfónica de la Universidad de Antioquia y Filarmed. Además, es profesor de oboe en Iberacademy y la Universidad EAFIT.

Enriquecer la vida de Filarmed

“La música te permite cercanía con muchos lugares y personas. En la Red tuve mi primer acercamiento internacional en las primeras giras por España e Italia, que me abrió nuevas puertas. Allá entendí que no es el que más estudia, sino el que estudia con inteligencia…”, enfatiza Juan Fernando.

En 2013 ganó la plaza de segundo oboe y corno inglés de la Orquesta Sinfónica de la Universidad EAFIT, en la que permaneció hasta 2016, año en el cual ganó la plaza de asistente de oboe principal y corno inglés de Filarmed.

En 2018 inició estudios en la Academia Nacional de Oboes y en 2019 terminó sus estudios de maestría en el Conservatori Liceu de Barcelona bajo la tutoría de Cesar Altur de los Mozos y Daniel Fuster.

Allí compartió experiencias con los integrantes de la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro del Liceu; incluso hasta algunas presentaciones con varios colegas que poseían un talento increíble y de los cuales aprendió mucho musicalmente. “Llegué allá con una caña de un estilo y color que me gustaba, pero recuerdo una compañera muy talentosa que me abrió el mundo a otras posibilidades, me sugirió un nuevo estilo. Además, tuve la oportunidad de tocar con varias orquestas. Gané un concurso que me permitió trabajar con la Orquesta Sinfónica del Vallés”, recuerda el músico.

Para Juan Fernando interpretar la música tradicional de un territorio es una experiencia “increíble y enriquecedora”, te permite generar nuevos colores, sensaciones, enfrentar nuevos retos técnicos, incluso llegó a tocar flamenco y pasos dobles. También recuerda con emoción cuando fue músico invitado de la Orquesta Clásica Santa Cecilia, en la que tocó la pasión oratórica Pasión según San Mateo de J. S. Bach, ¡escrita para ser interpretada por solistas, coros y orquesta doble, por más de dos horas y media! Es la obra más extensa del compositor.

“Mi objetivo fue adquirir toda esa experiencia en Europa y perfeccionar mi técnica para traer de vuelta todo ese aprendizaje a Filarmed”, expresa el oboísta.

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