Clave de Sol-idaridad
Las medidas de confinamiento nos hicieron refugiarnos en casa durante un año y medio e imposibilitaron a los seres humanos disfrutar el mundo exterior, excepto algunos animales que salieron a ocupar las calles en busca de comida, otros a disfrutar de la baja contaminación. Luego de culminar la cuarentena y de infinitas horas de grabación para transmitir conciertos virtuales, el oboísta Cristian Cárdenas sintió la necesidad de hacer algo más allá que música, quiso caminar —una actividad cotidiana de la que fuimos privados durante la pandemia—. Para él caminar, además de sus beneficios para la salud física, ayuda a reflexionar y al bienestar mental.
Aún recuerda los pasos que hacía en el campo para llegar a su colegio, porque estudió en una escuela rural, y las infinitas horas al caminar por toda Bogotá cuando necesitaba tener diálogos internos, “creo que recorrí la ciudad entera”, expresa Cárdenas.
El músico practica el senderismo desde hace cinco años, es una actividad que le encanta porque le permite tener una relación saludable con el planeta; pero que durante la pandemia tuvo que interrumpirla. Cristian es oriundo de Bogotá, dice que ama Medellín por el clima, por sus montes y montañas, “descubrir sus paisajes me voló la cabeza”, cuenta con emoción.
El viaje
Y es que esa necesidad de volver al mundo exterior, hace dos años, lo llevó a tener una de las mejores experiencias de su vida en la Guajira, una aventura de seis días que comenzó en el municipio de Uribia y terminó en Punta Gallinas. Un viaje que transformó su vida.
“Dormimos en una ranchería, allá no hay hoteles. Solo hay rancherías que prestan ese servicio, no hay internet. Hay luz porque tienen un generador, entonces lo prenden durante ciertas horas del día, igual con el agua…dormíamos en chinchorro”.
Para el oboísta los paisajes que se divisan son asombrosos, el color amarillo intenso predomina, las llanuras son inmensas y en medio del desierto se ven las tradicionales rancherías Wayúu, donde los niños aprovechan para poner pequeños “retenes” y pedir juguetes, galletas o dulces a los turistas. Toda esta riqueza natural contrasta con la pobreza que allí se vive, entre la falta de agua potable, el extractivismo, los parques eólicos y la crisis humanitaria. Los Wayúu sobreviven al despojo y la inseguridad alimentaria; los azota el hambre.
El pueblo Wayúu* ha luchado con las adversidades naturales de la región de la Guajira, tierra de sol, arena y vientos, además de enfrentar discriminación, racismo, marginación y violencia por parte de algunos habitantes no indígenas de la región. El Censo DANE reportó aproximadamente 270.413 personas que se reconocen como pertenecientes a pueblo Wayúu, cifra que posiciona a este pueblo indígena como el mayor en el país.
“Fue un recorrido de siete horas en el desierto, todo el tiempo nos paraban niños a pedirnos comida. Me impactó mucho porque nosotros íbamos de paseo, pero nos encontramos con una realidad muy cruda a pesar de que los paisajes fueran hermosos; fue algo muy fuerte. Siento que el verdadero valor de ese paseo fue el espíritu de la solidaridad que se despertó en mí. Veía como los niños hasta se peleaban por comida y juguetes. Siento que estamos en la obligación de establecer una política de solidaridad con el otro que ayude a mejorar la calidad de vida de esos habitantes, ya que son personas que están abandonados y mi deber como ciudadano es no ser ajeno a esa realidad. Creo que después de la música, mi misión en la vida es ayudar a los más necesitados”.
Y fue esta experiencia durante este viaje que sembró un sentimiento de solidaridad a Cristian Cárdenas, una virtud que lo motivará a continuar caminando por el país para conocer sus paisajes y ser solidario con las comunidades que los habitan. Desde ya se está preparando para recorrer el Pacífico y el Amazonas, dice él: “la solidaridad es clave para apoyar a los más vulnerables de nuestro país a tener una vida mejor”.
La música
Cristian Cárdenas es oboe de la Orquesta Filarmónica de Medellín desde 2018. Hace parte de una familia musical proveniente de Pasca, Cundinamarca. Tiene dos hermanos, Valentina, violinista y Julián, arpista, quienes actualmente viven, estudian y trabajan en España y China, respectivamente; y con quienes en 2010 tuvo la oportunidad de compartir un mismo escenario con la Orquesta Batuta de Bogotá. “Desde ese entonces nunca más volví a reunirme con ellos, sería muy emocionante volver a compartir música en concierto”, dice el oboísta, egresado de la Universidad Nacional de Colombia, con dos maestrías en interpretación y orquesta de la Musikschule Trossingen, Alemania.
“Los compositores usan el oboe y el corno inglés en momentos muy especiales de las obras, muchas veces son los más melancólicos y bellos de la música donde estos instrumentos tienen un gran solo. Nuestro trabajo es conmover al público”.
* También conocidos como Guajiro, Wayu, Uáira, Waiu. La palabra Wayúu es una auto designación usada por los indígenas y traduce “persona” en general, indígena de la propia etnia, aliado y también, la pareja (esposo o esposa).
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