Miel para la paz

Entrada la primavera las obreras alteradas se reunieron en la celda real junto con su reina para armar un pelotón por el futuro de la colonia. Era una realidad: ¡hormigas y otros bichos estaban extinguiendo a los zánganos!

La primera, una de las obreras exclamó: —Abandonemos este panal, y desplacémonos a un lugar recóndito donde nada nos pueda hacer daño.

—En cualquier lugar donde lleguemos siempre habrá bichos con los que tendremos diferencias y quizás hasta conflictos —respondió la abeja reina

La segunda, una abeja zángana propuso: —¡produzcamos el veneno más poderoso del mundo! Arrojémoslo sobre plantas, flores y tallos, acabemos con todas las hormigas que haya, son las culpables de nuestra extinción.

—Nosotras las abejas no somos insectos violentos, traemos miel, bienestar y sustento al mundo entero —Respondió de nuevo la reina.

Por último, habló otra de las obreras, quien se destacaba por su gran sabiduría: —Sabemos que las hormigas son nuestras enemigas, y habitamos un mismo espacio, pero ambos cuidamos el ecosistema y somos fundamentales para polinizar, sin esto no crecen los cultivos y sin cultivos no hay comida, ni para los humanos ni para los animales. Nuestra vida es breve, y hoy más que nunca debemos trabajar con amor para endulzar muchas más vidas.

Desde la gran colonia, la abeja reina convocó al hormiguero, por primera vez en la historia conciliaron y repararon cicatrices, y comprendieron lo importante que era convivir pacíficamente, cuidar más del medio ambiente, trabajar con amor.

Este cuento corto está inspirado en la historia de la familia Giraldo Areiza, conformada por Dayron Giraldo, Alba Rosa Areiza y su hijo Mateo Cuero, quien hace parte del Coro Reconciliación (una iniciativa de la Orquesta Filarmónica de Medellín, una apuesta por la paz en la que firmantes y víctimas del conflicto armado colombiano, unen sus voces para cantar en armonía) desde los doce años de edad; una familia permeada por el conflicto armado colombiano y en la que los padres fueron integrantes de las milicias desarmadas de las Farc-EP por más de quince años, actualmente firmantes de paz.

Al nororiente de Medellín, en el barrio Santo Domingo Savio, esta familia cambió la amargura de la violencia por un dulce emprendimiento, un campo apícola y de cultivo de café. Actualmente Miel y Café La Esperanza produce más de cuarenta kilos de miel al año y tres libras anuales de café, y beneficia a más de cincuenta familias campesinas del municipio de Anorí. “Las abejas nos enseñan a vivir en comunidad y trabajar en equipo al servicio de los demás”, expresa Dayron quien afirma que en su negocio hay espíritu de cooperación y no existen diferencias, “…podemos estar en un mismo espacio diferentes personas que hicimos parte de grupos armados e incluso víctimas, eso es sanador”.

En esa búsqueda incansable por reparar sus vidas y sanar, esta familia encontró en el Coro Reconciliación una experiencia esperanzadora para su hijo Mateo, quien es apasionado por la culinaria, la química, el violonchelo y la música coral. Y es que el coro se ha convertido en una apuesta por darle voz a aquellas personas que históricamente perdieron la posibilidad de alzarla a causa del conflicto armado.

2 comentarios
  1. Rosalba de Jesús Usma Patiño Dice:

    Me siento feliz de cantar en este hermoso coro . Gracias por darme. La oportunidad de participar en tan sanador proyecto .
    Yo soy víctima del conflicto , pero lo más importante es que allí no nos importa quién esté a nuestro lado , solo se que nuestras voces se unen en esa maravillosa expresión que es la música .
    Feliz Navidad para todas las personas que han hecho posible
    Esta realidad . Muchas bendiciones . También quiero felicitar a nuestra profesora Marcela u al profe Freddy por esa dedicación y paciencia . Muchas gracias .

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