“La música sinfónica es un medio de expresión sin utilizar las palabras, es una forma de conocer otras culturas, otros ambientes. La música expone todas las emociones de nuestro interior, es el lenguaje universal, es la liberación del alma”.
Mariana, alumna del programa Jornada Escolar Complementaria
La historia cuenta que Hansel y Gretel son abandonados por su madrastra en el bosque; hambrientos se encuentran una deliciosa casa hecha de azúcar y bizcocho. La tentación los lleva a caer en la trampa de una bruja convertida en anciana que aparentemente es muy noble, desde ese momento los hermanos se unen para tratar de salvar sus vidas, lo logran con éxito.
El cuento de los hermanos Grimm que hemos escuchado, es un claro ejemplo de fraternidad, colaboración, trabajo en equipo, ingenio y creatividad, comportamientos que ayudan a minimizar las dificultades y los retos que se presentan día a día. Es así como la ópera del compositor alemán Engelbert Humperdinck inspirada en el cuento de los hermanos Grimm ha servido como insumo para fortalecer desde la virtualidad la formación integral de 122 estudiantes a través del programa Jornada Escolar Complementaria – JEC de la alianza Filarmed – Comfama. El programa hace énfasis en el desarrollo de los valores, las habilidades para la vida y el trabajo en equipo a través de la práctica musical; las jornadas se realizan dos veces por semana y benefician a niñas, niños y jóvenes entre los siete y los diecisiete años de edad. El programa se desarrolla a lo largo de todo el año académico y fue creado para nivelar desigualdades entre la educación pública y privada, entre contextos urbanos y rurales.
“2020 fue un camino de muchos aprendizajes, sobre todo trascender de la presencialidad a la virtualidad. Así cobra un nuevo significado la interacción con los alumnos, conocer más de cerca sus inspiraciones y motivaciones. Con los estudiantes trabajamos dos horas de actividad sincrónica, conectados desde plataformas de Filarmed, y tres horas de actividad asincrónica, consiste en práctica y ensayo desde la casa”, explica Claudia García Giraldo coordinadora educativa de Filarmed.
Mariana es alumna de JEC, tiene dieciséis años y actualmente cursa su último grado de bachillerato en la Institución Educativa La Paz del municipio de La Ceja. Paralelo a su educación dedica tres horas semanales a ensayar con su instrumento. “Primero adelanto mis tareas del colegio, luego estudio mi libro de partituras, investigo sobre el compositor e interiorizo. Así entro más fácil a la interpretación.”, explica Mariana apasionada por el piano desde los cuatro años de edad cuando al acompañar a su madre a un curso de costurero escuchó en otro salón un piano y un coro, en ese momento para ella “la música y yo nos conectamos”.
Con su filosofía basada en el aprendizaje desde el ensamble, el programa ofrece una oportunidad de vincularse a una actividad extracurricular que refuerza el sentido de comunidad y garantiza mecanismos para la libre expresión, disminuyendo la probabilidad de vinculación a actividades ilegales o potencialmente dañinas.
Con su filosofía basada en el aprendizaje desde el ensamble, el programa ofrece una oportunidad de vincularse a una actividad extracurricular que refuerza el sentido de comunidad y garantiza mecanismos para la libre expresión, disminuyendo la probabilidad de vinculación a actividades ilegales o potencialmente dañinas.
Durante el confinamiento el programa se ha visto en la obligación de implementar una educación totalmente virtual. “Nos hemos encontrado con algunos retos, muchos estudiantes no poseen una buena señal o conexión de datos para conectarse en las clases. Por eso, hemos decidido implementar un modelo que involucra diferentes herramientas tecnológicas como correo electrónico, chat o WhastApp para compartir videos pregrabados y de esta forma no perder el vínculo con los estudiantes”, explica Claudia.
La música juega un papel fundamental en estos tiempos de pandemia, conecta la creatividad, la transformación y la innovación, “para los alumnos que no poseen instrumentos en casa todo el trabajo de ensamble y ejecución lo hacemos a través de la voz, cantando, y la percusión corporal, creando sonidos y ritmos usando únicamente partes del cuerpo. Para el caso de Manuela y otros estudiantes que poseen instrumentos, les brindamos asesoría y conocimientos para mejorar sus prácticas musicales”, destaca Claudia.
Así como desde el oriente antioqueño Mariana explora las posibilidades de su instrumento, desde el occidente antioqueño Felipe de once años de edad, disfruta la práctica musical. Él cursa sexto de bachillerato en la Escuela Normal Superior “Genoveva Díaz” del municipio de San Jerónimo y sueña algún día en convertirse en músico y arquitecto. “La música me parece muy bonita, me da alegría, y mucha emoción porque hay canciones que se hacen con todo el corazón. Me gusta el violín, pero toco la guitarra acústica; practico todos los días en las tardes en compañía de mis padres”, explica Felipe.
El programa cuenta con la participación de los profesores Jonathan Arias (guitarra) y Beatriz Loaiza (fagot). “La música mueve emociones, estos tiempos de pandemia nos han generado estados de ánimo vulnerables y frágiles, es allí donde la música juega un papel muy importante, porque incide en esas emociones de una forma esperanzadora y positiva. En JEC buscamos la formación integral, propiciamos además de las destrezas artísticas también habilidades para la vida como el conocimiento, la comunicación interpersonal, el pensamiento crítico y creativo, la solución de problemas y conflictos, entre otros temas que son necesarios en la formación de los estudiantes”, explica Jonathan, quien hace parte del programa desde marzo de 2019.
Otro de los retos en la formación de Filarmed es tener más cobertura para llegar a nuevas personas, y conocer otros modelos educativos, “los alumnos nos han manifestado que las clases de música con Filarmed son los únicos espacios en los que pueden interactuar con otros niños, ya que el confinamiento ha imposibilitado asistir a sus habituales salones de clase”, afirma Jonathan.
La Jornada Escolar Complementaria abre una ventana al pensamiento creativo, a la escucha activa y permite entender otro tipo de lenguajes artísticos que resignifican su interacción humana.
Mariana y Felipe, al igual que otros estudiantes comparten un sueño en común: convertirse en músicos algo que para ellos aporta a su crecimiento personal y profesional.