La riqueza de la música de cámara
La pandemia ha impedido que muchas orquestas puedan reunirse completas en un mismo escenario, lo cual ha implicado tener un rigor artístico mucho mayor y redistribuir la orquesta para trabajar múltiples formatos como los grupos de cámara.
La música de cámara es aquella compuesta por un reducido grupo de instrumentos, en contraposición a la música de orquesta. Generalmente no requiere de director. Los músicos deben estar situados de manera que puedan mirarse entre sí, para lograr una mejor coordinación. El término de cámara viene de la palabra “habitación”, pues en su origen era música para ser ejecutada en una habitación, y no en una gran sala de conciertos. Por lo general van hasta un máximo de veintitrés músicos. Música clásica, y también jazz, rock, tangos, música americana, colombiana y otros ritmos pueden interpretarse en esta experiencia cercana y acogedora.
Para el maestro Jorge Pinzón, compositor residente de Filarmed, es mucho más exigente la música de cámara por cuanto cada instrumentista se ve más expuesto ante el reducido ensamble. “La calidad del sonido, la densidad, la articulación de pasajes, así como la interpretación musical en general debe contener una gran eficacia y velar por una máxima precisión en la ejecución”, explica Pinzón.
Uno de los primeros ejemplos de lo que hoy día se identifica como música de cámara apareció en Inglaterra a finales del siglo XVI y principios del XVII. En esa época se escribió una gran cantidad de música para grupos de cuatro a siete violas, conformando lo que se llamaría viol consort o conjunto de violas. Por otro lado, durante la época del renacimiento, bajo el reinado del Rey Francisco I que obligaba a los músicos a tocar dentro de su habitación, los denominados “Chantres de la chambre”. Este estilo también fue heredado por la mayoría de compositores como Mozart y Beethoven, y llevado a su máxima expresión y calidad de la mano de Brahms, en el siglo XIX.
¿Qué diferencia existe entre la música orquestal y de cámara?
La diferencia entre estas dos agrupaciones radica en que la música orquestal está determinada por familias instrumentales, es decir, la conformación de maderas, metales, percusión y cuerdas, en las que en cada familia se pueden duplicar los mismos sonidos, mientras que, en las agrupaciones de cámara, cada instrumentista contiene partes independientes, lo cual conlleva a una mayor responsabilidad.
“Las oportunidades que obtiene el músico camerístico es que requiere de una mayor concentración, de una mayor precisión interpretativa, y esto hace que el nivel técnico musical sea más eficaz y productivo al momento de integrar una orquesta sinfónica”, afirma Jorge Pinzón.
Panorama actual
La música de cámara hoy en día juega un papel relevante en nuestra sociedad ya que permanentemente se enriquece el nivel técnico, y por otro lado, se incrementa el repertorio camerístico y la producción musical de nuevos compositores. “Tanto para el intérprete como para los compositores es de suma importancia ser partícipes de estas nobles agrupaciones, que cada vez proliferan de manera ejemplar, exaltando el panorama musical de nuestra sociedad”, añade el maestro Pinzón.
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